Del jardí bell de València
és Ayelo ermosa flor
que escampa, arreu, les fragàncies
que despedeix lo seu cor
Miguel Ferrándiz . "Himne a Ayelo"


jueves, 13 de enero de 2011

La Vall d'Albaida tras la Guerra del Francés (II)


AÑO 1815

El Diario de Valencia anuncia la primera ejecución pública. El alcalde de Quatretonda sobre un preso que tiene en la cárcel. Causa que se sigue a trece vecinos de Bocairente. Malhechores en Puebla de Rugat y Castellón del Duque. Captura del desertor Francisco Roglá en Alfarrasí. Los alcaldes de Benigànim y Quatretonda piden soldados por haber habido robos. Los servicios de Josef Pastor de Benigànim en la Guerra de la Independencia. Sobre la búsqueda de Juan García conocido por Jacintón y Manuel Tarrertes conocido por Campanero. Distribución de tropas en la gobernación de San Felipe. Instrucción sobre persecución de malhechores y uso de armas prohibidas. El corregidor de Onteniente pide la ayuda de alguna tropa. Sobre un desertor aprehendido en Onteniente. La formación de rondas de vigilancia en los pueblos del valle de Albaida. Asesinato del alcalde mayor de la baronía de Castellón del Duque D. Antonio Panadero. El alcalde de Benigànim vuelve a solicitar el auxilio de tropa. El alcalde de Puebla del Duque sobre que el regidor decano está preso en San Felipe.


En enero el Diario de Valencia anunciaba los primeros ajusticiamientos de ladrones y desertores (12) por sentencias del Consejo de Guerra Permanente.

El 15 de este mismo mes el alcalde de Quatretonda, Joaquín Benavent, enviaba un oficio (c. 128) al gobernador, en el cual le informaba de que tenía un preso en la cárcel que se hallaba sin ningún socorro desde hacia seis meses y que, en dichos casos, le correspondía al pueblo del que era origen su manutención (al parecer eran del propio San Felipe, y en efecto había órdenes de la Real Sala del Crimen para que así fuera).


En Valencia los Consejos de Guerra Permanentes realizaban numeros juicios sumarios que a menudo acababan en pena de muerte. En el caso de los soldados, eran fusilados por la espalda y en público


Por entonces se seguía una causa contra José Vicente Ferrero, José Molina y otros once vecinos de Bocairente al parecer por asuntos relacionados con la leva y ocultación de obligaciones con la milicia (c. 128). Estos estaban presos en la Real Cárcel de San Felipe y la causa había llegado a Capitanía General y Audiencia de Guerra. El juez fiscal para la averiguación de la conducta y posibles delitos de los mismos era el ayudante agregado del Regimiento de Infantería Primero de América D. Toribio de Medrano (13), el cual no había encontrado motivos para que se les juzgara en consejo de guerra según las ordenanzas militares, y además éstos estaban casados, por lo tanto, la causa debía de pasar a la justicia ordinaria.

Elío escribía, con fecha del 5 de febrero, al gobernador (c. 132) que no debían de repitirse los excesos que habían ocurrido en los pueblos de Puebla de Rugat y baronía de Castellón del Duque por los muchos malhechores que por allí había, sobre lo cual había recibido continuas reclamaciones de sus alcaldes, así que le ordenaba que, de acuerdo con el coronel del citado Regimiento de Infantería Primero de América, Matías de Torres, formara patrullas militares y se dirigieran a los citados pueblos en persecución de dichos malhechores y también para hacer registro e incautar todo tipo de armas prohibidas que tuvieran los vecinos.

Pocos días después del anterior, con fecha de 10 de febrero, Elío le enviaba otro oficio al citado D. Manuel de la Cruz (gobernador en funciones de San Felipe), en el cual le decía que le enviaba al soldado del Regimiento de Infantería de Cazadores de Valencia Francisco Roglá, el cual había sido preso por el alcalde de Alfarrasí y llevado a Valencia por el mismo alcalde con el sumario que le había instruido y con el fusil, bayoneta, correa y cartuchera del mismo, a fin de que averiguara lo concerniente a unas alpargatas robadas por dicho soldado desertor durante su fuga, y que, según el delito, resolviera el jefe del regimiento establecido en la propia San Felipe.

La solicitud de auxilio de tropa por los alcaldes de los pueblos era algo constante. El de Benigànim, Francisco Mallol, escribía al gobernador con la fecha del 27 de febrero (c. 128) que la noche anterior había observado gente armada y sospechosa por la villa, por lo cual y a fin de evitar robos y también para poder continuar con los cobros de los quinquenios, pedía el auxilio de doce soldados y un sargento. En parecidos términos escribía (el 2 de marzo) el de Quatretonda, el ya citado Joaquín Benavent, solicitando la permanencia en la villa de unos seis a ocho soldados, que era el número de los que estaban destacados, al mando del oficial D. Miguel de la Encina, en la población de Puebla del Duque.


Pistola española con llave de chispa. Fabricada en 1815 en las Reales Fábricas de Placencia. Foto: Google Imágenes


Como consecuencia de los desórdenes propios de la pasada guerra se dieron casos de confusiones a la hora de acusaciones de deserción, este fue el caso de Josef Pastor, natural de Adzeneta de Albaida y residente en Benigánim, preso en las Reales Cárceles de San Felipe acusado de deserción (c. 132), el cual tuvo que aclarar a principios de marzo, mediante documentos, sus méritos obtenidos en la pasada guerra. Uno de estos documentos fue el firmado por el que en la guerra había sido su comandante en la compañía patriótica de tiradores sueltos de San Felipe, a la que había pertenecido, según su informe éste se había presentado voluntario en junio de 1808, luego había intervenido en el ataque del río Júcar cuando los enemigos invadieron el reino, posteriormente en las alturas de Burgos, en el ataque de Valtierra (reino de Navarra) en el cual se aprehendieron al enemigo 2.500 cabezas de ganado lanar que fueron llevadas al general D. Pedro de Roca, algo después en el ataque del puente de Caparroso donde fueron desalojados los enemigos, por cuya acción obtuvo un escudo de honor otorgado por el capitán general D. Francisco Xavier de Castaños a los componentes de dicha compañía, y en el ataque a Tudela también en el año 1808; ya en febrero de 1809 había sido hecho prisionero en el arrabal de Zaragoza en el último sitio, y llevado a Francia. Cuando volvió de allí, al terminar la guerra, buscó incorporarse a la referida compañía pero esta había sido ya extinguida, por dicho motivo y al no tener datos militares suyos al respecto había sido llamado a filas y posteriormente declarado desertor.

La aprehensión del fugado Juan García de Jacintón anteriormente citado no se había llevado a cabo todavía en marzo de este año. Elío le decía al gobernador el 10 de este mes (c. 132) que, a pesar del tiempo transcurrido, éste continuaba libre y que, además, había tenido noticias de que otro de sus compañeros de robos, un tal Manuel Tarrertes, natural de Siete Aguas y avecindado en Cofrentes conocido por el Campanero, se había fugado del presidio del arsenal de Cartagena, y que ambos se refugiaban juntos en la Venta de Gayera, caserío inmediato a Cortes de Pallás, así que debía de llevar a cabo cuantas diligencias fueran necesarias para conseguir su aprehensión.


Venta de Benicasim. De la obra: Views in Spain by Edward Hanke Locker. London 1824


A principios de mayo (fecha 3 de ese mes) se publicó en Valencia una de las varias instrucciones sobre persecución de malhechores que firmaría Elío (14), al principio de la misma decía que había visto con dolor que las duras providencias, castigos ejecutivos, multas y conminaciones a las justicias, y a los abrigadores de delincuentes, no habían sido suficientes para extinguir el mal que proporcionan a la sociedad, y que el atrevimiento de los enemigos llegaba al extremo que no sólo en los caminos, sino que ni aún en las poblaciones y casas está segura la existencia del pacífico hacendado, labrador y vecino honrado. Las instrucciones insistían sobre la responsabilidad de las autoridades en cuanto a la recogida de armas prohibidas, en el control de los transeúntes y que no hubiera gente sin la correspondiente licencia o pasaporte para viajar; así los paisanos que hicieran noche fuera de sus poblaciones tenían la obligación de llevar un permiso firmado por la autoridad local de donde procediera, con los datos sobre de dónde era el transeúnte y a dónde se dirigía, lo cual se le exigiría en todas las poblaciones, ventas o posadas en donde pernoctara. Se aumentaban las multas y sanciones a los infractores.

El corregidor de Onteniente, lo era desde abril del año anterior el licenciado D. Juan María Garrido al parecer natural de Cáceres (15), escribía al gobernador (c. 128), con fecha de 29 de mayo, diciéndole que el Capitán General, con fecha de diez días antes, le había comunicado (en respuesta a un requerirniento, suyo anterior de 17 de ese mes) que tenía dispuesto que pasasen a San Felipe 60 soldados de infantería, de los cuáles se formará una partida de auxilio que se trasladaría de allí a Onteniente. El motivo de escribirle era que en el día de la fecha habían aparecido por la población pasquines fijados en paredes en los términos más escandalosos (seguramente por motivos de multas y cobros impuestos por el corregidor), así que esperaba el inmediato envió de la tropa de auxilio para mantener la tranquilidad de la población (16).

Este mismo corregidor de Onteniente informaba al gobernador, con fecha de 4 de octubre (c. 128), que entre las 4 y las 5 horas del día anterior le había llegado la noticia de que se había cometido un robo de poca entidad en el término; poco después los alguaciles del juzgado encontraron a un soldado que acababa de llegar a la villa el cual no llevaba pasaporte porque decía que lo había perdido. Interrogado dijo que había salido de San Felipe formando parte de una partida militar que iba a Alicante, que se llamaba José Barron que era natural de Enguera, que estaba casado con María Gertrudis López, criada de D. Félix Soler, que tenía 21 años y era soldado de la tercera compañía del tercer batallón del Regimiento de Infantería de Lorena, el cual tenía su sede en Tortosa siendo su comandante D. Feliz Peña. El motivo de haberse separado de su partida era ver a su madre Mariana Domínguez y a su prima hermana Agreda Barron las cuales eran vecinas de Ayelo de Malferit, y que el permiso para hacerlo lo había dado el comandante de la partida verbalmente, aunque ignoraba el nombre del mismo.


Bandoleros en la cueva del Gato, óleo del pintor Manuel Barrón y Carrillo (1860). Museo de Bellas Artes de Sevilla


La Real Sala del Crimen de la Audiencia de valencia había acordado, el 17 de octubre, un auto (17) por el cual mandaba a los gobernadores, entre ellos el de San Felipe, la organización de las rondas formadas por vecinos honrados de los pueblos para vigilancia de los términos de los mismos. Los pueblos del Valle de Albaida se dividían así en grupos, cada grupo quedaría de acuerdo para estar en un lugar señalado, y a una hora y día determinado, dos veces al mes para intercambiar información que luego se enviaría al gobernador; de tal manera que, por ejemplo, el grupo formado por Bellús, Guadasequies, Sempere, Benisuera, Montaberner, Luchente y Alfarrasí tendrían por lugar de reunión de sus respectivas rondas el camino Real de la sierra de Benisuera, el grupo formado por Bélgida, Carrícola, Otos, Beniatjar, Palomar, Bufali, Aljorf, Albaida, Benisoda, Agullent, Alfafara y Bocairente lo harían en el llamado Río de la Baronía; y el de Ayelo de Malferit, Ollería y Onteniente quedarían en el Río de Ayelo. Las batidas que llevarían a cabo estas rondas serían sin perjuicio de cuantas otras pudieran ser convenientes, de hecho cada noche se reunirían los vecinos que formaban estas rondas en su pueblo para estar de vigilancia en el mismo; y así, al menor aviso, saldrían para inspeccionar cualquier lugar del término. Debían de desconfiar de cualquier forastero que vieran al cual se le pediría el pasaporte y si no lo tuviera se le arrestaría. Estas rondas fueron sin duda muy útiles a los fines de Elío de mantener vigilado cualquier lugar del territorio, y evitar también la ayuda que pudieran tener los malhechores por parte de algunos vecinos.

En septiembre de este año murió de manera violenta el alcalde mayor de Castellón del Duque Antonio Panadero García (18); el 17 de noviembre el alcalde ordinario de esta villa, Francisco Antonio Ortiz y Reyes, escribía al gobernador (c. 128) que había hecho las averiguaciones pertinentes para tratar de averiguar los autores de dicho asesinato, y lo que solicitaba era el auxilio algunos soldados para que el alguacil llevara los pliegos de dicho sumario a manos de la justicia en San Felipe. No sería, como veremos el único alcalde mayor asesinado en pueblos del valle de Albaida en estos años, quizá debido a que tenían mucho que ver con los cobros de contribuciones.

Otro alcalde, el de Benigánim Francisco Mallol, le escribía a dicho gobernador, el 5 de diciembre (c. 133), que tres casas, incluida la del cura, habían sido asaltadas y robadas por una cuadrilla de malhechores, los cuales se refugiaban en los collados de la sierra, así que pedía que le fuera enviada una partida de tropa de unos 15 a 20 soldados.

Por último el citado alcalde de Castellón del Duque también se dirigía al gobernador el 7 de diciembre (c. 128) solicitando que el regidor decano de la villa, Baltasar Francés, el cual estaba preso en el cuartel de Santa Tecla de San Felipe, fuera trasladado a un lugar más cómodo ya que padecía de un accidente en su salud incurable según la certificación de los físicos; el gobernador Manuel de la Cruz mandó que fuera trasladado al cuartel de casados del cuerpo de inválidos. El motivo de su prisión no se menciona.

Fernando Goberna . Publicado en la revista Almaig de 2009.


NOTAS:

(12) Diarios de Valencia de 10, 16 y 20 de enero. Véase Manel Arcos: Op. cit., p. 69. nota 18.
(13) Elío había distribuido en febrero de este año los efectivos militares de que disponía en las gobernaciones. así este Regimiento de Infantería Primero de América iba a tener su sede en San Felipe. Aunque Gandia contaría con dos compañías de dicho regimiento y Dénia una. Véase Manel Arcos: Op. cit. pp 70-71.
(14) Archivo Municipal de Xátiva: Fondos Sarthou Carreres, caja 294. Sobre las reales órdenes referentes al uso de armas permitidas y prohibiciones al respecto véase Manel Arcos: Op. cot. P. 71.
(15) Véase el Diccionario Biográfico del Trienio Liberal. Dirigido y redactado por Alberto Gil Novales, Madrid, 1991, p. 279.
(16) Manel Arcos recoge en su obra citada, p. 72, que a finales de mayo de este año fue localizado el cadáver de un individuo en Salem, en el camino de Palmera.
(17) Archivo Municipal de Albaida: Caja año 1817.
(18) Manel Arcos: Op. cit., p. 72.

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